
Este año estaban especialmente reivindicativos con el ayuntamiento de Zaragoza que siempre se apunta el tanto de la organización y lo único que hace es poner unos enchufes y no multarles por un día mientras durante el año cierra salas y sigue prefiriendo que los chavales hagan botellón a que hagan cualquier otra actividad: parece ser que también quieren cerrar las casas de juventud, no vaya a ser que tengan inquietudes, empiecen a pensar por su cuenta y sean más difíciles de controlar.
La pena es que creo que es el año que menos grupos han participado. Y es que el desanimo cunde porque me da la impresión que el objetivo último del Roscón-Rock se diluye. La idea de tocar en la calle el día de San Valero nació en el seno de ACMMA hace ya unos años. El objetivo era reivindicativo y tuvo un éxito desigual. Desigual porque por una parte tuvo un gran seguimiento mediático (cuyo definitivo impulso lo dio Amaral), pero por otra el mensaje no llegó, la idea de poner rojo de vergüenza al Ayuntamiento por las trabas que pone a la cultura se quedó en el circulo intimo de los grupos.
Quizás el problema es que falte un buen publicista, solo había que fijarse que casi ningún grupo puso una pancarta o un letrero con su nombre. Y es en este mundo las ideas buenas no solo hay que tenerlas, también hay que saber venderlas.